Friday, September 06, 2013

Para David..


David! David! David Pepe! Cocutzzi! Dr. Boppy!, Soldado Lauterbach!, Octagón! Boru! gritaba su Mamá mientras el pequeño parecía no estar interesado en abrir sus ojos. Un suspiro y un estirón siguieron, pero aún sin abrir los ojos.

Todo había comenzado un tiempo atrás, nueve meses en tiempo terrestre, infinito en su memoria, David había escapado en su nave especial, hacia el espacio sideral, corriendo David Pepe, sin dejarse atrapar, lleno de todo aquello que se puede divisar, todo en realidad es posible mientras se pueda pensar.  

Raúl era un tiburón, no muy común por demás, no tenía dientes víctima de un hechizo  lejano y efectivo realizado por la bruja del sombrero puyudo. Asustado y hambriento llegó a la playa en donde David descansaba tranquilo, hacienda castillos de arena y tomando piña colada, sin alcohol por supuesto.

David notó que el tiburón estaba un poco triste y se acercó con la cautela debida pues tiburón es tiburón.  Después de meter su mano en la boca del tiburón que solo tenía baba, David se metió al mar y comenzó a platicar con el tiburón, hablaron de la nada y del todo, de lo claro y lo oscuro, de aquello y de lo otro, de lo mucho y lo poco, hablaron sin cesar, hablaron sin parar.

Como quitar el hechizo al tiburón hizo a David pensar, una dentadura postiza? o simplemente aprender a llevar. Al rato llegaron unas almejas, dos estrellas de mar, tres caballitos de mar y un atún, quienes hicieron compañía a Raúl, el cual ahora disfrutaba de una piña colada tomada con pitillo y sin tener que masticar nada. La compañía le hizo olvidar su pena desdentada que parecía nunca terminar, David sonrió sin dientes que mostrar y esto hizo que el tiburón volviera a navegar.

Se puso en pie y se dirigió a la Refinería de Baba, lugar en donde se refinaban 1,289,889 millones de barriles diarios de baba para ser repartidos en toda la galaxia. David era el ingeniero jefe del “Complejo Refinador DFDU” en donde minuciosamente se almacenada y procesaba toda la baba que David botaba durante el día. Después de verificar que todo estaba en orden y que los barriles de colores y con una foto de David estaban listos para ser transportados David bostezó y cayó rendido en los brazos de Morfeo.

Una idea cruzó su mente al recordar a Guzzum, el esquimal, como llego de mi playa al Igloo?, decidido fue al Banco Nacional de Dinbatania, en donde luego de auto acreditarse varios peniques a su bolsillo contrató una empresa de ingenieros que eran indios pemones para construir un puente que lo llevara de un lugar a otro.

Con un casco amarillo y dando órdenes, David dirigía a los pemones que utilizaban grúas y cuerdas para armar aquel puente iluminado con soles de distintos colores. Trabajaron días enteros hasta que la majestuosa obra estuvo culminada. David entendió que los pemones debían descansar y les regalo un pedazo de selva para que por siempre pudieran jugar.

Como cruzo el puente, se preguntó David, parado en la acera del frente de la playa, donde también había un kioskito que vendía flotadores, empanadas y juguetes de toda índole había un jeep con la placa número 111612 y un letrerito que decía “no freno por nadie.”

Ahora con el frío en su cara David atravesaba el puente a toda velocidad, en la radio sonaba la canción del piojo que había resbalado, a lo lejos podia ver la nieve, algo que siempre le recordaría que todo está lleno de matices y al aprender a disfrutarlos seremos felices.

En la explanada blanca David disfrutaba tirando bolas de nieve y esquiando, en aquella montaña platinada y con una empinación perfecta. El esquimal lo observada a lo lejos mientras le preparaba sushi y chocolate caliente para culminar aquel momento maravilloso. Luego de sentirse cansado David se tiró al piso e hizo un perfecto angel, al pararse notó como el angelito le seguía y lo seguiría por el resto de su existencia.

De regreso David se encontraba muy alegre y pisó el acelerador a fondo, a unos cuantos kilómetros por hora por encima del límite de velocidad se sentía feliz al ver pasar las libélulas que servían de guías en la calle para mantener el canal. En el espejo retrovisor vió unas luces rojas y azules. Un policía enviado por la Comandante Urich lo venía persiguiendo y tenía todas las intenciones de atraparlo.

Sentado en un calabozo hecho de azúcar y helado David no entendía como había ido a parar allí. Por los momentos se comía los barrotes de chocolate mientras esperaba la audiencia con el Juez Mimoso, Juez por demás chiflado que el mismo David había contratado. Luego de una discusión amena acerca de juguetes y dulces con el Juez, el mismo lo dejó ir al cancelar una multa especial, consistente de polvo sideral, unas estrellas muy brillantes y los tornillos de aquella silla que alguna vez perteneció a su Mamá.

Al salir de la cárcel se entretuvo por un rato en el famoso circo del espacio, el cual contaba con jirafas-llamas y elefantes-rinocerontes, con un mono director de circo y unas focas que bailaban tango mientras la orquesta compuesta de cochinos tocaba sin cesar. La majestuosa carpa amarilla y roja del circo tenía una letra “D” en el centro, después de todo, este mundo era de David.

Parado frente al podio David le daba un discurso a todos los habitantes de aquel mundo maravilloso, mundo sin igual, mundo ancestral y futurístico, mundo aquel que no se debe olvidar. Se bajó del podio y entendió que su viaje había concluído, que había llegado de la hora de explorar un nuevo mundo, un nuevo universo, era el tiempo de reir, de llorar, de mirar, de andar, de jugar, de aprender, de entender, de poder, de querer, de seguir, pero sobretodo de vivir.

Miró a su alrededor y notó que todo seguía igual a cómo él lo había imaginado, se sentó tranquilo y miró el horizonte, allá a lo lejos lo esperaba una nueva aventura, solo que está vez tendría un toque de realidad.

Finalmente David abrió los ojos, sonrió y con un guiño del ojo alcanzó  a decir sus primeras palabras,

 - Soñar no cuesta nada, mientras pueda hacerlo todo seguirá existiendo, y eso es lo que pienso hacer por el resto de mis días…

Wednesday, October 24, 2012

Vampiro, vampiro...

Me despertó de golpe, en una noche gélida cuando Caracas todavía no había sido atacada por el calentamiento global y la ira narcochavista, me despertó con ese clásico sonido de vampiro herido, si ese que suena a camión de cochinos por la bajada de Tazón mezclado con una opereta barata. Ya recuperado del susto inicial me acerqué a la ventana en donde reposaba entre sollozos y una respiración entrecortada. Pude ver sus ojos rojos, como si hubiera bebido cerveza piche en El León, pero a su vez aterrorizados como si hubiera soñado con Iris Varela bailando ballet, confieso que solo me limité a saludarlo, "Epa vampiro" dije "que carajo haces tu en mi ventana?, me despertaste y estaba en el preciso instante del sueño donde iba a torturar a mi última novia haciéndola vestirse de Heidi y caminar por el boulevard de Sabana Grande". El Vampiro me miró con esos ojos rojos de furia y le dije "a no, a mi no me miras así colmillitos, por cierto como te llamas tu?, contestó en su voz fría "Frost", comenzé a reirme, "a quien carajo le ponen Frost de nombre? por eso es que terminaste reventado contra mi ventana, llamarse Frost que riñones". Me di cuenta que temblaba y que unas goticas de sangre colgaban de su boca, era mi primer encuentro con un vampiro así que decidí interrogarlo a cambio de una cobija.

Mira Frosty, te puedo llamar así?, yo nunca había visto un bicho como tú, a ver cuéntame de que se trata esto de ser vampiro. Podía ver sus ojos desconfiados pero por si acaso me puse un protector de cuellos, de esos que se usan para cuando uno choca el carro, y que los médicos te hacen usar aunque sea por torturarte un rato, Frosty dijo "soy noruego, o allí me engendraron", "perro un vampiro noruego, y que haces tu en Caracas loquillo? dije, "he violado 'La Progenie', un día volando por ahí llegué a Margarita, y nada me enamoré vale, si si, así noruego, vampiro, que supuestamente solo deseamos y no sentimos, pero yo chico creo que nací con alma latina, dicharachero, amante de Oscar de León y Gali Galeano, y del amor nació un niño, bueno un vampirito, no se en realidad, un vampiro margariteño, y me duele mucho cuando su mamá lo llama "hijo er diablo", en fin, el hecho es que violé la prohibición de tener hijos sin el consentimiento de la autoridad y desde entonces me persiguen."

"Me buscan todos los clanes" prosiguió, "todos los clanes de 'La Camarilla', ya no se que hacer de verdad". Sentí algo de dolor por el sufrimiento de este ser de la noche que además quería vivir en Margarita y que tenía que alimentarse de sangre a pesar que me había despertado en el momento cumbre de mi sueño. Mira Frosty le dije, "yo creo que tu tienes que buscarte un buen lugar para esconderte, en los sótanos de todos los Ministerios Públicos venezolanos hay archivos con todas las promesas que nunca se llegaron a cumplir, además hay ratas que te pueden satisfacer la necesidad de la sangre, y de vez en cuando entra un guardia de seguridad que la verdad creo que le harías un favor si lo muerdes y lo liquidas para no tener que usar ese trajecito azul con un escudo que dice SEGUVENE en el pecho, o bueno lo conviertes en vampiro no se bien como funciona esa cosa de morder a la gente.

"Pero como llego a esos Ministerios? preguntó Frosty, "yo no puedo caminar así tranquilo por la calle", mira Frosty no te preocupes le dije, yo te monto en el carro y te suelto en la Plaza Caracas, ahí te buscas donde te quieres acomodar y te escondes pues, a ver si se olvidan de ti esos que te buscan, y bueno cualquier cosa sales un momentito y te compras un CD pirata o te comes unas empanaditas de queso y hasta te puedes poner de estatua viviente y te ganas unos reales, no se, yo te puedo ayudar hasta allí. El vampiro hizo un sonido extraño, algo así como un movimiento de tripas humanos, y algo se asomó en su boca que aún tenía unas goticas de sangre.

Mi cuarto seguía oscuro pero poco a poco me había ido acostumbrando a las sombras, volteé a ver la jaula de mi loro Guillermo Felipe IV y no pude divisar su sombra, al principio no lo podía creer pero al ver con disimulo la boca de Frosty me di cuenta que una pequeña pluma verde colgaba de la misma, el vampiro había matado a mi loro, esta no se la iba a perdonar al bicho infeliz este, las miradas se cruzaron, el vampiro sabía que lo había descubierto, por supuesto yo no tenía una estaca de espino blanco a la mano, pero si una mesita de noche vieja y reventada, sin pensarlo mucho reventé una de sus patas y le dije "te jodiste vampiro hijo e' puta, mi loro era el único capaz de repetir las pendejadas que hablo" y me lanzé sobre él.

La cosa no resultó tan fácil, estos vampiretes se mueven rápido y son feroces, sin darme cuenta el bicho se me guindó en el cuello, le di las gracias a la vieja que me había chocado tres semanas antes por tener el collarín a mano, en plena batalla agradecí a San Liborio, el patrono de los desquiciados por haberme permitido tener este encuentro maléfico, Frosty trataba de romper el collarín mientras yo le echaba el vasito de agua que me llevo a la cama todas las noches, carajo pero si no está bendita pensaba mientras se la echaba y escuchaba al vampiro reirse de mi, agotado por la dura lucha, le dije al vampiro "taima, taima, ya va, vamos a organizarnos", el vampiro quien no entendía como en plena lucha yo me ponía a hablar guevonadas se separó de mi por 5 segundos, allí con todas mis fuerzas le metí el pedazo de pata de mi mesa de noche en el pecho y me quedé esperando a ver que pasaba, Frosty se retorció y lanzó algunos improperios contra mi persona en algún lenguaje desconocido, se subió de nuevo a la ventana y brincó hacia el vacío.

A la mañana siguiente me levanté para llevarme una sorpresa al leer el titular del periódico "Muere vampiro en el Pérez de León por tétano agudo". La historia contaba como un extraño ser había llegado al hospital con un pedazo de madera clavado en el pecho y que había muerto a causa de un clavo oxidado que estaba en la madera. No me quedó otra que reirme, yo jurando que había liquidado al vampiro y lo que lo mató fue un tétano por el clavito salido de la pata de mi mesita de noche…

Wednesday, June 13, 2012

Código W

"Código W, código W en 5 segundos", decía con voz pausada "entendido código W en 5" se respondía a si mismo, el pequeño Luis Manuel Carrillo Morales yacía escondido debajo de su cama, con un casco en la cabeza, un rifle de juguete y unos audífonos viejos que se había conseguido en el closet de su casa, volvió a decir "enemigos a la vista, cambiemos táctica, aplicaremos Clave 67" a la vez que se contestaba "Clave 67 entendido, suerte señor", "aquí voy" se dijo a si mismo, salió de abajo de la cama y comenzó a disparar sus tiros imaginarios, brincó sobre la cama y resbaló , en ese momento su papá entraba al cuarto y Luis Manuel lo embistió cual toro embravecido "coño Luis Manuel" gritó el papá "hasta cuando tu con estas vainas de caerle a tiros a la nada", el pobre muchachito aporreado por haber pelado la cama solo alcanzó a decir "papá que chimbo, por tu culpa se escaparon los traficantes", el padre se limitó a mover la cabeza mientras pensaba "este loquito que procreé tiene sangre de mercenario."

A los 15 años Luis Manuel había demostrado sus habilidades para ser espía, mercenario, agente secreto y muchas cosas más, entre sus peripecias se encontraban la vez que capturó a todos los profesores del colegio en un salón y los amenazó con volarlos en pedacitos clamando que pertenecía a una organización llamada "Niños en contra de las Malas Notas" haciendo que tuvieran que cambiar todas las bajas calificaciones del trimestre, su primera novia lo dejó cuando durante el primer beso Luis Manuel le puso unas esposas y la amarró hábilmente, después de 3 horas tratando de explicar que no era sadomasoquista la muchacha prefirió seguir su camino y una de sus jugarretas clásicas fue el día que secuestro a su propia madre con un pasamontañas en la cabeza para que no lo descubrieran y la paseó por toda Caracas hasta que la llevó a un Centro Comercial y la obligó a comprarle el Super Nintendo, una vez que tenía el aparato en sus manos reveló su identidad recibiendo una sonora cachetada de su mamá que ya no sabía que hacer con el muchacho.

Parado en la puerta del teatro donde Luis Manuel recibía su título de bachiller su padre le esperaba orgulloso, el muchacho se acercó y le dio un abrazo, su padre mientras lo abrazaba le susurró al oído "hijo, mañana te vas para Estados Unidos, a estudiar Ciencias Criminalísticas y Fuerzas Especiales", el muchacho le constestó "me estas jodiendo papá", "no, no, hice todos los arreglos, hasta convencí a tu mamá y bueno hijo a echarle pichón", con lágrimas en los ojos Luis Manuel abrazó más fuerte a su padre y se limitó a decir "gracias pá."

En un salón en la Universidad de Iowa comenzaba sus clases, un sueño hecho realidad, Luis Manuel estudió como los buenos, sabía que regresar al país a trabajar en la PTJ no era opción, la competencia era feroz y los chances de conseguir un empleo eran mínimos para un extranjero. Sin descansar un minuto Luis Manuel continuó su ascenso, y finalmente un día sentado en un banquito de los jardines de la universidad procedió a abrir una carta que le había llegado, adentro le informaban que la CIA deseaba hablar con el pues sus notas y habilidades de campo simplemente resaltaban entre toda la camada de posibles agentes secretos para ese año, Luis Manuel, respiró hondo y se dijo a si mismo "lo logré, que bolas, yo Luis Manuel Carrillo Morales agente secreto."

Al finalizar sus estudios se embarcó en el viaje hacia el centro de entrenamiento ubicado en algún lugar secreto entre Virginia y Maryland, pasó trabajo, las diferencias raciales y de cultura se hacían latentes a diario pero Luis Manuel con sudor y esfuerzo se ganó a sus compañeros y jefes para terminar graduándose como # 1 de la promoción. En pocos días recibió una llamada donde le indicaban que se reportara al cuartel general en Langley, Virginia , en cuestión de horas Luis Manuel estaba montado en una avioneta sobrevolando espacio aéreo mexicano con una misión clara y específica, capturar y traer de vuelta a Estados Unidos a Martín Juárez Quitarte alias "Juan Charrasqueado" quien era el amo y señor del tráfico de mexicanos ilegales que diariamente atravesaban la frontera tratando de evadir a la "migra" que no es más que el nombre como se le conoce al Departamento de Inmigración Norteamericano. Saltó de la avioneta en plena oscuridad, la luna se veía clara y resplandeciente en la lejanía, Luis Manuel no podía creer que su sueño de toda la vida se estaba materializando, aterrizó en el lugar indicado y procedió a disfrazarse de charro mexicano para mezclarse entre la gente, sombrero y bigotes postizos acompañaban su atuendo, se roció de un spray con olor a guaralito con viejo enfermo para hacer más creíble su disfraz y caminó hacia la ciudad de Tijuana en donde se encontraba el centro de operaciones de "Juan Charrasqueado" y su banda "Los Nopales".

Tirado en el piso como un mendigo Luis Manuel se encontraba enfrente de la casa en donde operaba la red de tráfico ilegal de personas, muy atento había podido observar el movimiento en el lugar, se puso en pie y saludó a uno de los hombres que entraban a la casa, con perfecto acento mexicano dijo "órale manito, que chingado calor, será que me puede ayudar el redentor", el hombre que de inmediato captó la frase en clave contestó "pues claro mi hermano, si tienes los chavos el redentor te llevará al otro lado". Luis Manuel sacó un fajo de billetes y disimuladamente se los entregó a Cuahtemoc Rivas alias "Pancho Villa" quien contó con cuidado cada billete y le dijo "hoy a las 8, te sacamos, bienvenido mi hermano."

Luis Manuel pensó "coño que vaina más fácil, estos gringos tienen toda vaina calculada, ahora esperar a la noche y en lo que tenga el chance doy las coordenadas a los otros agentes y capturamos a estos malandrines". Sacó de su bolsillo un paquetico que contenía todas las vitaminas y minerales para sobrevivir, se lo tomó y se quedó dormido, el olor a tacos y burritos lo despertó, el hambre había calado a pesar de la ración de supervivencia preparada por los chefs de la CIA, se levantó y caminó hacia un puestito callejero y se metió 12 tacos, 3 enchiladas, 4 burritos, 10 flauticas y se bebió tres litros de agua porque el picante le adormeció la lengua, "ahora si puedo trabajar tranquilo" se dijo a si mismo "barriga llena agente secreto contento."

Poco antes de las 8 de la noche, Luis Manuel decidió entrar en acción, todavía recostado de la pared de la casa que servía de guarida a la banda "Los Nopales" ya Luis Manuel no causaba sospecha pues "Pancho Villa" había indicado a los matones que la custodiaban que este mendigo era cliente de la casa, con cautela se arrastró por el piso y penetró al interior de la casa, una vez adentro identificó con velocidad el lugar más idóneo para esconderse, sin dudar ni un minuto se coló por unos ductos que parecían de aire acondicionado pero que estaban hechos de un material poco resistente. Una vez acomodado prendió el transmisor para dar su locación exacta al grupo que lo iba a apoyar, así pudo escuchar como la banda entraba al cuarto que se encontraba debajo de su lugar de escondite y con atención escuchó a "Juan Charrasqueado" hablar.

"Orale, que pinche chingada, esta operación luce buena, vamos a pasar 30 ilegales, buenos chavos para todos, mañana disfrutaremos de las mujeres del pueblo" y brindaron con tequila mientras gritaban y reían. Luis Manuel sintió un sonido extraño desde el interior de su cuerpo, luego un dolor intenso recorrió sus tripas, el sudor frío apareció de inmediato y un solo pensamiento cruzó su mente "coño de la madre me estoy cagando", la idea no había terminado de cruzar su cabeza cuando un sonoro peo que además venía con regalito incluido hizo que la algarabía de los mexicanos cesara, el fogonazo que despidió Luis Manuel por su orificio posterior no fue juego de niños pues resquebrajó el ducto y de un solo carajazo calló en el piso vestido de mexicano, con bigotes postizos que ya parecían barba y lleno de mierda hasta el infinito. "Pinche chingada que es esto? gritó "Pancho Villa" "orale un espía gringo" dijo "Juan Charrasqueado", "vamos a matarlo" vociferó otro integrante de la banda, Luis Manuel habló "miren por favor no me maten, yo lo que necesito es una poceta" mientras volvía a escupir un sonoro peo que regaba mierda por doquier, "orale no manches gringo, nos estas llenando de mierda toda la casa", "por favor no me hagan daño estoy indefenso, no me ven? gritó Luis Manuel.

Sin mediar palabras los mexicanos comenzaron a disparar "muere cagalitroso", "sufre perro de mierda", "anda a cagarle el infierno al diablo" y otras expresiones por el estilo lanzaban los maleantes mientras Luis Manuel recibía el impacto de las balas. "Ya déjenlo quieto" gritó "Pancho Villa", "el gringo esta muerto y además cagado" mientras soltaba una sonora carcajada. Los villanos salieron con prontitud pues el tiroteo podía causar sospechas dejando el cuerpo de Luis Manuel tirado en el piso. Luis Manuel adolorido pero vivo pensó "coño estoy vivo de milagro, me salvó el traje especial este que llevo debajo del disfraz", en pocos minutos llegaron los otros agentes que se encontraron a Luis Manuel lleno de balas y mierda, no entendían pero tampoco quisieron preguntar, se cercioraron que estaba vivo y lo ayudaron a ponerse en pie.

Afuera de la casa los agentes planeaban su escape de la misión fallida cuando la banda "Los Nopales" regresó, el tiroteo no se hizo esperar, balas iban y venían cuando un ruido demoníaco aturdió a todos los presentes, Luis Manuel se echó un nuevo peo que asustó a propios y extraños, los mexicanos aprovecharon la confusión para escapar y los agentes de la CIA optaron por cargar con el agente flatulente y salir de territorio mexicano lo antes posible.

Sentado en un escritorio viejo y feo, Luis Manuel se fumaba un cigarro, el agente Rodney Marcano se le acercó y le dijo "Sargento Carrillo se va a venir para la redada contra los buhoneros?, no se preocupe la patrulla esta forrada con papel toilet"…ya todos en la PTJ sabían que Carrillo era un cagón…

Friday, February 24, 2012

Cuento de Niños

No me gustan los días lluviosos, me hacen pensar que los ángeles lloran por todas las trastadas que he cometido a lo largo de mi existir, me lo tomo personal, pensamiento egoísta dirán algunos, pero igual el agua cayendo desde arriba para mojar nuestro andar no me hace ponerme a brincar. Aquel día llovía a cántaros, el cielo gris anunciaba que la tempestad nos acompañaría por unas horas. Como hago siempre al estar aburrido busco razones, simplemente me enfrento a la realidad, intento darle forma a una masa de recuerdos que no tienen ton ni son pues no es más que la vida de un mortal más.

Abro una caja polvorienta y encuentro un diminuto disco, lo coloco en el tocadiscos, una canción empieza a sonar, una voz que me traslada a momentos felices dice “Papa Noel se ha comprado un aeroplano porque el trineo está muy viejo y muy cansado…”, se trata de un disco muy viejo, sin lugar a dudas tenía años sin escucharlo, entiendo nuevamente que el tiempo pasa y menos mal que es así, pues no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. Mi madre aparece en la puerta, la música la ha hecho trasladarse a aquellos días, cuando yo jugaba con mi capa, creo que se siente tranquila pues sabe que cuando llueve no me gusta salir, a pesar que mis ojos reflejan lo contrario, aquel día me quedé en la casa.

Conversamos, mi madre y yo, ella sonríe al recordar que yo cambiaba la letra de aquella canción, nunca me gustó la idea que Papa Noel no pudiera andar libremente en su trineo, luego comprendí que hasta el vehículo del barbudo de rojo se pone viejo y se cansa, como todo, es el transcurrir normal de este lugar. Mi mente procesa que me debo quedar allí, me acomodo en la vieja pero cómoda silla de la biblioteca de mi padre, una foto de la familia está en el escritorio, el superhéroe y los otros cuatro, suena el teléfono y mi madre lo toma, tranca con rapidez, ella no comprende la razón de avisarnos esa noticia, sus ojos me quieren decir algo, pero en ese momento ya se que ha pasado.

Para entender la llamada hay que irse atrás, como son las cosas aquí, una historia de esas, con comienzo y fin, un cuento que traspasa lo común, un conjunto de motivos que dejan perplejo a cualquier intento de racionalizar lo que para muchos fue el final de algo que nunca empezó. Miro a mi madre y me permito contarle de que se trata todo, ella duda en primer momento, su memoria no logra recobrar los rayos de aquel reflejo, de igual forma me pide que le cuente un cuento, como una niña, que por favor le explique nuevamente pues son tantas mis historias que no las puede almacenar, es quizás que esta ella ha preferido olvidar.

Darío Natera Nieves nació en Caracas, en el seno de una familia pudiente pero sin clase, mucho antes que yo, que de paso no nací en Caracas. Simplemente me llevaba largos años, no con esto digo que fuera más sabio. Aquel inquieto muchachito correteaba por doquier, como cualquier otro, para pronto descubrir su misión en la vida. Su primer paso fue despojar a todos sus amiguitos de las metras con que jugaban en los recreos, poco a poco las recolectó y las escondió para siempre, luego prosiguió con los útiles escolares, los cuales iban desapareciendo con el pasar de los días.

En su casa, la ropa de todos sus parientes se perdía con el transcurrir del tiempo, la comida se desvanecía como si fantasmas hambrientos habitaban en aquel maligno hogar, los cuadros de la casa, los muebles, y hasta los cubiertos se esfumaban poco a poco sin dejar huella en la bitácora de las horas. El abasto de la esquina perdía incalculables sumas de dinero y de mercancía, la tienda de regalos se quedaba sin juguetes por más que su dueño ordenaba nuevos cargamentos, la peluquería de la urbanización se quedaba sin secadores de pelo ni shampoo, el kioskito de la esquina se desabastecía de chucherías y periódicos.

Por donde pasaba Darío, todo iba desapareciendo poco a poco, las bicicletas de sus amiguitos, el dinero de sus padres, de su familia, incluyendo la ropa de los vecinos junto con sus mascotas. Por años en aquel barrio se pensó que se trataba de una banda organizada de maleantes sin alma, nadie prestaba atención a aquel pequeño muchachito de ojos azules, su paso era desapercibido por la multitud, usualmente los humanos juzgamos sin averiguar, era más fácil echarle la culpa a cualquiera que detenerse a estudiar que pasaba en realidad.

Darío creció, en la universidad los libros de la biblioteca se iban perdiendo con el pasar de los días, los automóviles de los estudiantes iban cayendo como barajas al aire, sin dejar rastro, según dicen hasta las pocetas de los baños eran quirúrgicamente removidas para pasar a engrosar la lista de aquello que no volvería. Poco a poco la situación arreció, los pupitres y los pizarrones de las aulas se perdían, las carteras de los profesores eran birladas sin ninguna vergüenza, las computadoras de los laboratorios, y hasta la comida del cafetín caducaban ante aquella fuerza extraña que se llevaba todo.

El edificio en donde Darío realizaba unas pasantías antes de graduarse en la universidad amaneció vacío un día de aquellos, sin nada, hasta la ropa de los vigilantes había sido extraviada, el dinero de la caja chica de la compañía tampoco estaba, la máquina de hacer café ahora pertenecía al vacío de aquello que no está, de eso que no vemos nunca más, lo que sentimos y se ha ido, lo que la vida no devolverá, los restos de la transparencia, la sensación del cristal, lo blanco de este dulce, perdón, triste caminar.

Aquello no era un juego de niños, por demás está decir, los infantes en sus mentes claras y no podridas juegan, no dañan a mansalva, Darío era otra cosa, es que el planeta tiene variables, lo bueno y lo malo, con su equilibrio, la risa potente y el llanto amargo. Un plan estudiado tenía aquel hombre, si es que a un monstruo se le puede calificar de tal, su sonrisa macabra llevaba consigo, su olor predilecto marrón escondido, bandido mañoso surcaba el cielo, su sucio sudor secaba el pañuelo, por años y años soñó con su meta que no era otra cosa robar al planeta.

Sentado en su oficina y después de varios años de enmarañar y entrelazar sus pensamientos con un fin preciso, consideró que había llegado el momento adecuado, la hora del té, el último grito, la bala perdida. Para algunos un genio incomprendido, para mi no era más que un asqueroso cuatrero, el líder bandido, el ladrón bien vestido. Ultimó unos detalles, se miró al espejo que tenía en su oficina, con su frente en alto orgulloso se sentía de aquel bosquejo maestro que en su cabeza llevaba, razones perdidas, aliento a dragón, su delirio encantado flotaba ensalzado, ladrón es ladrón y no tiene perdón.

En aquel restaurant chino de la capital, Darío esperaba el momento preciso, desde su computador personal tecleó la clave para proceder. En un instante todo el dinero del planeta se desvaneció, salvo aquel que llevaban los hombres decentes en su bolsillo, el martillo de la irracionalidad bajó su redondeada punta de metal sobre las vidas humanas, el mundo sorprendido miraba sin luz, la vida es un viaje no un simple destino, no tenemos la culpa de encontrar piedras en el camino, son solo las causas de las consecuencias, algunos tenemos y otros no tienen, aquello que llaman conciencia.

En medio de aquel caos, Darío decidió salir a la calle, no sin antes tomar una galleta china de la fortuna, sonriente y complacido la sacó de su envoltorio, la partió y leyó con asombro unas letras sin vida, una pregunta guardada, sus ojos siniestros miraron de nuevo….“Y dime Darío que piensas hacer con tanto dinero?”…

Tuesday, January 17, 2012

Profesor

En una de mis tantas aventuras por el planeta estuve trabajando por 6 meses en Disney World, lamentablemente me enamoré de Blanca Nieves y me despidieron pues los enanos enfurecidos decidieron no trabajar hasta tanto no recuperaran a su amada sirvienta. Sin mucho dinero en el bolsillo logré montarme en un barco pesquero después de haber sido despedido por Mickey Mouse y viajé hasta Aruba, allí convencí a unos pescadores que me llevaran hasta Las Piedras a cambio de un peluche de Winnie Pooh y finalmente logré subirme en un autobus hasta Caracas cuando le prometí al conductor que yo manejaría el trecho de la Autopista Regional del Centro. Al llegar al terminal del Nuevo Circo no me quedó más remedio que ingeniármelas para producir unos reales, aparecerme en mi casa después que había jurado más nunca molestar a mis padres era una derrota de grandes proporciones en mi escala de liberación paternal.

Cuando Mickey Mouse me despidió me regaló unos "Disney Dollars" para porsia las moscas y llegando a Caracas convencí a una incauta vendedora en Rori en el Boulevard de Chacaíto que me vendiera un traje a cambio de esos dólares que encandilaron a la pobre muchacha que nunca había visto dinero con Mickey Mouse, el Pato Donald y Pluto en vez de Bolívar y El Indio Guaicaipuro. Después pasé por la Librería de Nacho y sin que nadie me viera sustraje un libro de Historia del Arte, dejando un vale firmado con la promesa de pagar en lo que cobrara mi primer sueldo, finalmente me fuí a mi casa en donde después de esquivar un cholazo de mi madre y un martillazo de mi padre busqué un sombrerito de bombín que usaba mi Tío Tomás en sus días en MIT para darle más veracidad a mi personaje. Así y con la velocidad de un relámpago era ahora Profesor Catedrático de Historia del Arte. Caída la noche y usando mi clásica habilidad para inventar redacté un Curriculum Vitae en donde entre otras cosas era Maestro graduado en La Sorbona, con Master en Historia del Arte por La Universidad de Viena y un PhD en Historia de la Humanidad por la Universidad de Yale además de haber realizado varios cursos y dictado varias conferencias en diversos museos, universidades y colegios elitescos alrededor del globo terráqueo.

En la mañana le pedí la cola a mi hermano y le dije "déjame por ahí", mi hermano cagado de la risa al verme vestido de traje y con sombrero se limitó a decirme "suerte", creo que para ese momento ya estaba cansado de preguntarme cual sería mi próximo paso. Con mucha calma me fui caminandito hasta el Instituto Cumbres de Caracas, entré y pedí hablar con el Padre Genaro, me dijeron que ahí no había ningún Padre Genaro y entonces dije "a debe ser una confusión, yo vengo a entregar mi Currículum Vitae para ver si necesitan un profesor de Historia del Arte". La secretaria viendo aquella pinta y el sombrerito pensó "mejor llamo al Padre Ortiz y que hable con este loco". El Padre Ortiz que tenía 6 meses buscando un profesor de Historia del Arte no lo pensó dos veces y al ver a aquel individuo vestido así pensó "este es el propio para que le de clases a esos sátrapas y bandidos que estudian aquí, lo van a matar pero bueno al menos que me firme las actas que hay que enviar al Ministerio de Educación y en las vacaciones me encargaré de buscar un profesor serio". En un dos por tres y sin mirar el Curriculum el Padre Ortiz me contrató y me dijo "empieza mañana catedrático."

A la mañana siguiente llegué al salón de clases y saqué mi librito, los alumnos no sabían si llorar o reírse al verme con aquel sombrero pero creo que les inspiró la confianza necesaria como para poder llevar a cabo mi plan de tener un trabajo temporal. Me senté y dije "Buenos Días queridos muchachos, mi nombre es Policarpio y soy su nuevo profesor de Historia del Arte". Seguidamente dije "hoy vamos a hablar de la obra de arte: teoría, función y actualidad." Al decir esto ni yo mismo me podía creer lo que estaba haciendo y le dije a los alumnos, "miren a ustedes les gustan los aviones?", los alumnos replicaron "siiiiiiiiiiiiiii", recuperando la respiración dije "bueno para entrar en confianza hoy vamos a hablar de motores, alas, el nuevo A-380 y el principio de Bernoulli" y comencé a hablar como borrachito de plaza durante dos horas. Los alumnos no entendieron bien la razón detrás de toda aquella locura pero cualquier cosa antes de escuchar una clase historia del arte.

De esta manera e inventando un tema nuevo cada día me fui ganando a los alumnos, hablaba cada vez más y más tonterías, la historia de la Coca-Cola, de cómo el día que se enamoraran iban a saber lo que era bueno, de la estupidez humana, de la pobreza, de la importancia de querer con el corazón y de aprender a compartir sin importar si nos quedamos con un poco de hambre para que el que está al lado sienta algo en su estómago, hablé de mi Maestro Kierkegaard, de béisbol, de los gobiernos malos y de las guerras y sus idiotas razones. Cada vez que entraba el Padre Ortiz brincaba y decía "como venía diciendo el arte es la forma de expresión desde los más antiguos tiempos y por eso es muy importante que estudiemos a fondo la realidad artística en la época medieval" o alguna otra idiotez que me viniera a la cabeza para confundir al Padre Ortiz y no levantar ningún tipo de sospechas.

Finalmente llegó la hora de los primero exámenes trimestrales y ante la mirada atónita de los alumnos el exámen contenía las siguientes preguntas: Cual es la forma ideal para levantarse a una mujer?, que se puede hacer con 1.257.890 cajas de clips? y coloca el nombre de tres corredores de Fórmula 1. Todos los alumnos salieron muy bien y el Padre Ortiz estaba muy contento. Con mi sinverguenzura usual firmé las actas y simplemente inventé un Número de Carnet expedido por el Ministerio de Educación para que el Padre Ortiz se quedara quieto y no jurungara mi paciencia.

Al trimestre siguiente y después de convencer al Padre Ortiz que los muchachos necesitaban realizar distintas visitas a los museos de la ciudad capital para complementar la teoría, me prestaron un autobús del colegio en donde monté a los alumnos y me los llevé al Zoológico de Caricuao, a correr las bases del Estadio Universitario después de sobornar al vigilante y a la playa, en Cata, donde de regreso y molesto por la fumadera de mariguana de los malandros que se hacían llamar mis alumnos aceleré el autobús a más de 140 km/h en la bajada de Tazón hasta que los asustados y delirantes muchachos prometieron no volver a probar la "matica voladora." En el segundo parcial me limité a preguntarles que cual era el animal más feo que habían visto en todo el Zoológico Caricuao, después de revisar las respuestas y ver que todos habían contestado que eran los Guardias de Imparques, procedí a realizar otro examen en donde pregunté cual es la novia que más te gusta de tus amigos?, después de tener las respuestas las distribuí entre los alumnos para que se cayeran a coñazos en el salón y sacaran de adentro todas sus arrecheras y represiones.

Para el último trimestre del año escolar decidí montar una obra de teatro. Era algo que había escrito hacía unos años atrás y me pareció idóneo presentar la misma en el anfiteatro del colegio. Después de un trabajo arduo y meses de ensayos la obra quedó montada tal cual como la había imaginado aquel día de verano, aquella hermosa fecha en el calendario en donde mi ex novia decidió dejarme porque había visto mucho béisbol esa temporada, y finalmente me di cuenta que el planeta no es más que un experimento de algún loco como yo que fastidiado decidió crearnos para cagarse de la risa de nuestras peripecias por sobrevivir. La obra resultó todo un éxito y los padres de los alumnos me agradecían maravillados por haber logrado que esos sátrapas se tomaran en serio la cuestión de actuar.

Todo iba sobre ruedas hasta una mañana cuando el Padre Ortiz interrumpió una clase, me llamó afuera y de un bofetazo me tumbó el bombín, y me dijo "farsante, mentiroso, inconsciente, sirvenguenza, inmoral", "váyase de aquí, usted ha traicionado mi confianza y la de sus alumnos", "además ahora el Ministerio de Educación nos ha multado y van a mandar a un Profesor Bolivariano a dar clases, y a causa de la multa no podemos ahora remodelar la Iglesia a la cual le íbamos a poner un gimnasio, un salón de juegos de video y nos íbamos a comprar 3 BMW para pasear por Caracas y eso también ha quedado descartado", "fuera de aquí cuatrero, bandido". Le dije al Padre Ortiz "mira Ortiz, me tumbastes el bombín de mi Tío Tomás y eso no te lo perdono, tu crees que tu puedes tratar así a la gente porque sí, no no, tu estás muy equivocado", el Padre Ortiz no podía creer tanta zanganería y me dijo "mire señor o se va de aquí o llamo a la Policía", entonces me saqué del bolsillo una botellita con aceite de carro piche y se la eché encima al Padre Ortiz a quien inmediatamente se le empezó a derretir la sotana, en la confusión y ayudado por la gritería de los alumnos que decían "Vamos Policarpio, dale duro, eso es, échale ácido al cura", "métele un coñazo", "muérdelo Policarpio", recogí el bombín y salí corriendo hasta llegar a Plaza Venezuela.

El Padre Ortiz ya más calmado aunque oliendo a taller mecánico revisó el expediente en donde se encontraban mis datos para poner la denuncia en la PTJ, allí se encontró con la siguiente información:

Nombre: Armando Martínez.
CI: : )
Profesión: Extraterrestre.
Dirección de Habitación: La Vía Láctea
Teléfono: Nunca lo hubo...

Monday, November 21, 2011

Los Magos

Reconozco que pasé horas y horas buscando una solución, perdí novias, amigos, el sueño y hasta una ramita de ruda que me habían dado para la buena suerte cuando me gradué, lo admito pasé horas tratando de buscar una solución a Venezuela.

Un día ya con la esperanza regada por el piso llegó una carta, si una carta vía Ipostel a mi casa, en ese momento supe que algo raro estaba pasando, sería que al fin me habían contestado los sabios a los cuales escribí esperando una respuesta, al ver la fecha del sobre me desalenté un poco pues era de 2 años antes pero sin perder un instante abrí el extraño sobre color magenta, adentro encontré una carta la cual tenía un encabezado bastante inusual, se trataba de unas letras que aparecían y desaparecían y que después de mucho esfuerzo pude determinar que decían "Liga de Magos Famosos", aquí me emocioné, cual niño pequeño, sentí una emoción inocente y placentera, una de esas que no sentía desde hacía mucho tiempo.

La carta era clara y concisa, me estaban invitando a la reunión de Magos Famosos, celebrada cada 250 años y en donde personas elegidas de los distintos lugares del planeta se reúnen con los magos para plantearles problemas serios de sus países con la finalidad de encontrar soluciones que solamente con magia pueden ser resueltas. La carta decía así:

Estimado Policarpio:

Has sido elegido, ya sabes para que así que no hay necesidad de explicar, nos vemos el 29 de Octubre en Lagos, Nigeria.

Saludos,

Mandrake

Coño pensé, hoy es 27 de Octubre, como carajo llego a Nigeria, además, ese lugar tan peligroso, pero supuse que tratándose de magos ese sería el lugar ideal para tan peculiar reunión.

Metí unas cosas en una maleta, me puse un traje y llamé a un taxi, rompí el cochinito donde había guardado por años el dinero de mi mesada, mi primer sueldo, unos reales que me encontré en el Metro en Plaza Venezuela y todos los regalos de mis padres, no me despedí de nadie, bueno no había nadie de quien despedirse de todas maneras y me embarqué en mi travesía. Después de volar por más de 24 horas finalmente aterrizé en Murtala Mohammad International Airport, en Lagos, Nigeria. Cansado y algo confundido me desplazé a la salida del aeropuerto donde de inmediato fui abordado por un extraño ser vestido de verde con rasgos irlandeses que me invitó a subirme en su carro. Una vez en el carro me dijo que me llevaría al "lugar" y que por favor no le hiciera preguntas pues no podía responderlas.

Llegamos a un anfiteatro como a dos horas de Lagos, sinceramente contrastaba con todo el lugar y me dije "pues aquí debe ser la cosa". Adentro al parecer esperaban por mi pues cuando me senté se paró Mandrake el Mago y dijo "Podemos comenzar".En el panel se encontraban Mandrake, Houdini, Harry Kellar, Cheng Ling Soo, Howard Thurston y el Mago Henry (quien por cierto me sorprendió gratamente verle allí). Sentados en perfecto orden había un representante de los 192 países del planeta y allí estaba yo en una silla que no solo decía "Venezuela" sino que permitía sentirse en el Orinoco, en los Médanos de Coro, en la selva Amazónica, en el Centro de Caracas, en las playas de Morrocoy y Oriente y en el Salto Angel a la vez.

El primero en pararse fue un sueco, la verdad nunca entendí el orden pero así fue, el hombre dijo "los suecos necesitamos ser más felices y menos fríos". Los Magos sonrieron y dijeron "Fácil, un poco de espíritu latino y unos clubs de salsa y merengue". Próximo por favor. Se paró un japonés "Miren magos los japoneses necesitamos ser menos ordenados y dejar el stress de un lado", los Magos replicaron "Fácil, una pizca de caos y una maquinita Sony para la relajación". De seguido un representante de la India dijo "nosotros necesitamos control de natalidad y por favor que esa vaina de las vacas sagradas se acabe", "Fácil, subir tasa de estériles y poner un McDonald's en Bombay" dijeron los magos. Así continuaron país por país, concedían agua, comida y paz para Africa, controles estrictos contra la corrupción, empleo y desarrollo para América Latina, menos frío para los rusos y mejores jugadores de fútbol para los italianos.

Extrañado pues no acababan de darme el chance de hablar y habiendo contado que 191 representantes habían hablado me permití alzar la mano y decir "los venezolanos necesitamos, coño, de toda vaina".

Una risa al unísono heló mis esperanzas, solo alcancé a escuchar "somos Magos no Papa Dios"...

Wednesday, October 12, 2011

Los Viejitos

Estaba paseando por un parque, uno de esos muy verdes, con pájaros cantando, árboles grandes y frondosos, el frío matutino se colaba a través de mi camisa, había olvidado el abrigo, eso recuerdo. Al caminar siempre pensamos, al menos eso hago yo, mi mamá siempre me pedía que me concentrara de pequeño, que me mantuviera firme al camino, mientras dábamos vueltas, nunca lo hice, siempre miraba a todos lados, asombrado, viendo todo aquello que me rodeaba, después de todo, ese mundo es tan mío como es de los demás, eso creía, en mi infancia. Crecí y sigo sin concentrarme en el camino, me he llevado gente, he pisado desechos de perro, he caído en alcantarillas, me metieron preso por chocar con un policía, mejor dicho, choqué con su caballo, es que no lo ví, el caballo se espantó y corrió, el policía se cayó, y en la cárcel terminé, me soltaron, ciertamente me dejaron ir.

Volviendo al tema, paseaba, por un lugar muy apacible, el sol apenas brindaba unos rayos distantes, con flojera, sin ganas de trabajar, es que hasta al sol a veces le da cosita levantarse y lo hace a regañadientes, siguiendo el plan maestro, por obligación, hay cosas que se deben hacer para poner un grano de arena en la construcción del destino, un destino que no se nos impuso, que simplemente se hace de acuerdo a decisiones, decisiones tomadas por humanos, con un ente revisor que cuida sin aparecer. Creo que salí a caminar para librarme del encierro, de las cadenas que se colocan en nuestras vidas, simplemente para que nunca olvides que todos vamos por el mismo camino, que no importa cuanto trates algún día te tienes que ir. Como ven me distraigo, y no acabo de contar lo que me vino a mi cabeza, sigo caminando mirando a todos lados.

Me doy un carajazo en la espinilla con un banco de cemento del parque, es un parque como todos, con bancos de cemento, muy fríos pero llenos de historias que contar. Al agacharme para sobarme por el extremo dolor los veo, una pareja de ancianos besándose con pasión, con locura, con sus cabellos grises y sus arrugas en alto. Me extraña todo aquello, me permito hasta pensar que en el mundo hay de todo, y entre esas maravillas, un amor eterno, como ese, dos viejitos que se aman, trastornadamente, a plena luz, en un lugar público y con la amenaza de seres como yo, que en su distracción chocan con su banco, su altar de disfrute, su nido de deleite y no solo chocan sino que les caen encima, los interrumpen, los sacan de concentración, simplemente les perturban.

Decido ponerme jodedor, y me siento a pasar el dolor en mi pierna, entre los dos, un viejo a la izquierda, una vieja a la derecha, sus miradas no son amigables en un principio, pero se acostumbran, más bien deciden no oponer resistencia a mi osadía, falta de educación, falta de todo como diría mi madre. Ahora sonrío, es tan fácil hacerlo y se nos olvida, siempre llevamos caras serias, como si fuéramos importantes por hacerlo. Los viejitos se incorporan, el lleva pintura de labios en su boca, ella está algo despeinada. La verdad no se que decir, ya hasta se me olvidó la razón de mi caminata, el viejo me dice "buenas jóven, ya que ha tenido la confianza de sentarse en el medio de los dos pues ahora tendrá que ayudarnos."

Sus dientes son perfectos, eso me llama la atención, siempre me fijo en los dientes, manías, quizás es por escuchar a mi padre hablando de ellos. "Ayudarlos?, pregunto, "así es" responde ahora la viejita. Me saco un billete del bolsillo, reacción patética por demás, siempre pensando que la gente necesita dinero, cuando en realidad lo que necesitamos es curar nuestras vidas heridas por el paso de las horas. Me miran y me hacen una seña, que guarde mi dinero, eso no es lo que necesitan, ahora me intrigo, unos viejos, enamorados, en un parque, y que además necesitan mi ayuda, debo hacerle caso a mi madre, concentrarme al caminar, y así evitar situaciones engorrosas.

"Nos queremos casar", dice la viejita, "nuestras familias se oponen" me dice el viejo, mis ojos revelan sorpresa, pienso para mi, "que vaina más rara". La viejita continúa, "mire joven, usted sabe del amor?, trato de responder pero me interrumpe, "claro que debe saber, un muchacho tan apuesto, tiene que saber", hay algo raro en su voz, pero es temprano, todavía no me despierto, no logro entender de que se trata. Vuelvo a intentar hablar, esta vez el viejo me interrumpe, "nos ayudas?, finalmente logro hablar, "ayudarlos?, pero a que?, a casarse, vayan a la iglesia, no se, al registro civil, están bien viejos para la gracia". La viejita me toma la mano, "por favor, por favor" dice, "pero que tengo que hacer? digo nuevamente. Me explican, con detalles, al menos eso creo yo, mi locura, mi locura cuerda, medito un rato, tomo la decisión.

En minutos me vuelvo aliado de dos viejos, que están dispuestos a pelear, a batallar por su amor, yo no entiendo de esas, superhéroe soy. Me limito a transformar su pasión en una idea que me permita trasladar ese sentimiento a una causa justa y loable por la cual luchar. Eso hago, es mi condición, acepto y continúo, no me puedo detener, son esas cosas, una que otra que hay que hacer. Hay algo raro en todo esto, lo se, pero no logro determinarlo, es un reto difícil, yo no se un carajo de matrimonios, fiestas, pero esa es parte de mi misión, tengo que construir todo, desde el comienzo. Llamo a una amiga, "hola Poli, por fin te decidiste, yo sabía que me querías", "no, nada de eso, de que hablas rolo e' loca, necesito tu ayuda, planear una boda, pa' unos viejos", en su voz siento la decepción, no he llamado para decir que la quiero, pero se recupera, ella también acepta, y se enfoca en ayudarme, después de todo ella siempre ha soñado con casarse, y por eso, se dedica a armar bodas, de otros, pero las vive como si fueran de ella.

Me desentiendo del asunto, no del todo, no es tan fácil, dejo que mi amiga cuadre los detalles, yo me enfoco en mi misión. Voy a ser cura, si padre, por unos minutos, yo los voy a casar, disfrazado por supuesto, que pecado, el Creador no debe estar feliz con mi actuar, espero me perdone, no hay mala intención, es solo por ayudar. Visito a un viejo amigo, que es cura de verdad, me recuerda, del colegio, es amable como siempre, buen maestro, no de clases idiotas, maestro de la vida, me enseñó muchas cosas, conversamos, la verdad no se como explicarle todo esto, no puedo de hecho, lo distraigo, sin que se de cuenta me llevo su vestimenta, ahora también estoy condenado, por robo, ojalá y me perdonen. Me despido y me voy a casa, a practicar, escribo un sermón, quiero verles la cara.

Los viejitos se mantienen en contacto, cada vez me ponen más carga, ahora debo repartir las invitaciones, es complejo, sus familias, son rivales, desde tiempo inmemoriales, yo juraba que esas mariqueras se habían acabado, al parecer no, de hecho en las tarjetas de invitación no se indica su nombre, solo el lugar de la boda, quien coño va a una boda de alguien que no conoce, no lo se, ese es su plan, yo simplemente sigo instrucciones. El cura no puede ser el que reparte las invitaciones del matrimonio, no tendría sentido, llamo a otro amigo, caballero de mi clase, loco sin destino, ahora él es repartidor de tarjetas. Se viste muy formal, y las lleva, algunos le miran mal, otros se sorprenden, otros se sonríen. Cumple con su trabajo, la boda misteriosa tiene fecha en el calendario. Solo falta esperar si en efecto los invitados llegarán.

Mi amiga planea todo con la precisión de un reloj suizo, agencia de festejos, flores, orquesta, torta de boda, cree que es su boda, solo que ella no se casa, se lo ha tomado muy en serio, pienso que me quiere hacer ver que así podría ser la boda de nosotros, en que pienso, ella es mi amiga, yo soy su amigo, no estoy para eso, a veces uno se encariña, no lo se, tampoco puedo dejarme llevar, sus ojos brillan cada vez que habla de eso, yo me limito a sonreír. Sigo pensando que hay algo raro en todo esto, unos viejos, un misterio, familias que se odian, y cuando se vean ahí?, que harán?, dejar ser, o castigar, ni siquiera entiendo para que me metí en esto, debe ser el fastidio, ya ni se, que digo?, me acuerdo que estoy para ayudar, en este caso, al amor, eso creo, al menos eso creo.

Los días pasan y la fecha se acerca, he pensado mucho en que decir, me estoy tomando mi papel muy en serio, estoy loco de verdad, una buena oportunidad para mostrarle a la gente la simpleza del andar. Pienso mucho en estas horas, sin razón a decir verdad, pero divago, mi mente vuela, por doquier, busco razones para entender la proeza de los viejitos, no las encuentro, se me han olvidado ciertos sentimientos básicos del ser humano, si eso soy, como es posible que me haya olvidado, algo debe haber pasado, pero no lo recuerdo en este instante, se que pasó, pero también se me olvidó, me recuesto en mi cama, miro el techo, veo formas que solía ver de niño, que me acompañaron en el viaje, cierro los ojos y me quedo dormido y sueño, se me olvida con que sueño, de seguro era algo importante.

Ha llegado el día, del matrimonio de los viejos, del pseudo-matrimonio de mi amiga, ella quisiera estar allí vestida de blanco, ella quisiera tantas cosas. Me disfrazo, de cura, tomo una Biblia que me regalaron mis abuelos cuando niño, me subo al carro, a mi lado, "Alerón", mi copiloto sempiterno, recojo a la organizadora de la boda, mi amiga, trata de quitar a "Alerón" de su puesto, el canino se rehusa, ella opta por sentarse atrás, está tan metida en esto de la boda que ni siquiera presta atención a que voy vestido, de cura, habla y habla de lo bonita que va a quedar la boda. Llego al sitio, una casa, en algún lugar de la capital, un extenso jardín, un altar, allí trabajaré hoy, con el perdón de la providencia, pero ese es mi lugar en ese preciso momento.

Empieza a llegar la gente, no entienden nada de aquello, familias que se odian, se sientan de un lado y de otro. El odio se siente en el ambiente, el día está bonito, sol radiante, ni una nube. Para mi sorpresa, llega y llega gente, creo que la curiosidad de la boda misteriosa los atrajo, se siguen mirando feo, sin lugar a dudas se detestan, por lo menos, hasta ahora han sido respetuosos, eso si, cada uno en su bando, cada uno a un lado, de las sillas, que dividen una alfombra roja, que llevan al altar, en donde estoy parado, sin entender. El jardín está lleno de gente, y cargado de malas intenciones, finalmente y a lo lejos aparecen, los viejitos, quienes caminan, juntos, lentamente hacia al altar, ante la mirada atónita de los presentes, al parecer no los conocen, de que se trata todo esto.

Se paran frente a mi, reconozco que me estaba cagando de la risa, me contengo, doy comienzo a la ceremonia, hablo de esto y de aquello, mi amiga sentada en el público llora, esto me da más risa aún. Llega el momento del sermón, aprovecho, y me embalo, hablo de la vida, de la muerte, de los que estamos y de lo que fuimos, mezclo la niñez con los adultos, sugiero la simpleza como arma, no castigo, no pretendo cambiar a nadie, solo trato de decir lo que siento. Sigo y sigo, les explico que es un viaje, divertido, lleno de alegrías y tristezas, donde debemos aprender, con cuidado se logran las cosas, pongo como ejemplo, el amor de esos viejitos, que a su edad allí están, paraditos, esperando, por la bendición.

Termino el rito, "…puede besar a la novia", se besan nuevamente, al igual que la primera vez, se voltean y se quitan el pelo blanco, son pelucas, se remueven la máscara, es de goma, se desvisten, no para quedar desnudos sino para quedar con las figuras de su edad, un hombre y una mujer, de mi edad, creo yo, se miran, se vuelven a besar, la sorpresa empieza a tomar sentido, las familias rivales, unidas ahora, por dos de sus hijos, casados, el ambiente está pesado, "mátenlos!!!!!!!!!!!, grita alguien, desenfundan sus pistolas, liquiden al cura también grita otro, "ahora si que me jodí yo" pienso, miro a los novios, esposos más bien, bueno un carajo en realidad, les pico el ojo, en señal de aprobación por su valentía, y corro por el jardín, escucho el ruido, ese ruido seco, de las balas, se disparan entre ellos, le disparan a los novios, y hasta al cura, que soy yo, me subo a un muro, detrás de mí corren los recién casados, los veo por última vez, alcanzados por las balas, caen, a la grama, del jardín, salto a la calle, vestido de cura, Biblia en mano, acelero el paso, me subo al carro, por suerte mi amiga ha escapado, allí me espera, me da un discurso sobre el amor, los viejos, que digo, los jóvenes, han muerto por amor, es verdad, lo recuerdo, que existe, siento de nuevo, superhéroe soy, así soy, es solo que se me había olvidado…